DIARIO DE UN ADOLESCENTE
"¡Cúantos problemas por tan poca cosa! Y, sin embargo, son justamente las cosas pequeñas las que crean en el hombre los problemas más grandes." "Es una especie de parálisis. Me he fijado en un defecto, a lo mejor es ridículo, pero es como una enfermedad: mi barriga. Pensandolo friamente parece divertido, pero nadie puede entender lo que me pasa cuando pienso en ello. Es una auténtica obsesión: la veo inflamada, gorda, deforme. No se si en realidad es así, pero me basta mirarla para sentirme mal. La comparo con la de los demás. Me siento disminuido. Y nace el complejo. No tengo valor. La escondo. Cuando me desnudo por las noches me pondo el pijama a toda prisa. La encojo y en público no me aventuro a comentarlo: tengo miedo especialmente de mis amigos. Tengo miedo de que se den cuenta de ella. Un solo comentario y quedaria definitivamente desmoralizado, como si me insultarán. ¡ Cuántos temores inútiles! Y sin embargo cuantos tengo por su culpa... por un poco de barriga sufro y me atormento: me siento marginado, distinto de todos los demás con una barriga desproporcionada y repugnante. Ir en bañador es un suplicio: intento dominarme y razonar, me digo a mi mismo que soy como todos los demás, y sin embargo no les quito ojo por miedo de que me estén observando." |
|
Este es un parrafo extraido del diario íntimo de un adolescente de 16 años, inteligente y físicamente normal tanto en altura como en peso, que jamás a tenido barriga. Sirvan estas revelaciones íntimas para ilustrar la intensidad y el peso específico que tienen en la vida y en los pensamientos del adolescente las irracionales obsesiones que son síntomas de la dismorfofobia, cuando los miedos infundados interfieren gravemente en la vida social, en la conducta y en la estructuración de la realidad del que los padece. |