EL TEMOR AL RÍDICULO

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Al trasponer, el umbral que separa la infancia de la adolescencia, el joven se enfrenta con ala ansiedada las actividades que les depara su nuevo status. El temor al fracaso y al rídiculo coartan su iniciativa y le convierten en un ser tímido e introvertido, en contraposición al eshibicionismo y la exaltación que manifiesta cuando se encuentra entre sus amigos de la pandilla .

Ésta ambivalencia entre introversión y extroversión contibuyen en buena medida a acentuar las fluctuaciones emocionales que caracterizan el periodo adolescente.

Para superar el temor al rídiculo, el joven necesita vencer su inseguridad y autoafirmarse mediante la aprobación de los que le rodean. De éste modo, un fracaso ocasional en cualquiera de las actividades que emprende durante la primera etapa de la adolescencia puede sumirla en un estado de profunda desesperación y desconsuelo, de la misma manera que el éxito puede provocarle la más exaltada alegría.

En el mundo interno del joven se stablece una lucha entre el afán de manifestarse, y de "hacerse ver" y el miedo al fracaso, a "quedar mal". Es la etapa en la que el adolescente tiende a la sobrestimación del Yo, sentimiento que le hace sentirse superior a los demás. Tal sentimiento está, para muchos psicólogos, en la raiz del miedo a quedar mal con que muchos jóvenes se enfrentan a cualquier actividad, ya que su propia autoestima no admite el menor fracaso.

Cuando el joven establece un equilibrio y adquiere conciencia de sus propias limitaciones y posibilidades, recupera su seguridad y nace en él el afán de valer. Ayudado por una influencia favorable del medio ambiente, se despierta en él la voluntad de formarse y perfeccionarse, tanto en el sentido de autoafirmación como en el de autoeducación.

Estos dos sentimientos están estrecahsmente relacionados, ya que la formación y el perfeccionamiento en cualquier actividad contribuye insconcientemente a su autoafirmación.

 

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