LA EDUCACIÓN NEGLIGENTE
Opuesta al autoritarismo este tipo de educación deja al niño en completa libertad para que sea el quien decide todo con su propio espíritu crítico, desde la más temprana infancia. No se fomenta la adaptación a modelos o normas paternas, porque en general la adaptación y la ambición se consideran negativas, y se procura, más o menos abiertamente reprimidas.
En la adolescencia, la ausencia de modelos de identificación, de la interiorización de unas normas mínimas para enfrentarse al mundo que los rodea, hace de estos muchachos seres duvitativos, indefensos, temerosos e inadaptados.
El espíritu competitivo, por ejemplo, puede ser algo negativo, pero es indudable que nuestra sociedad se basa fundamentalmente en él y todo sujeto debe estar preparado para reaccionar a tiempo ante sus presiones, disponiendo de valores y criterios propios para poderse enfrentar a sus exigencias.
El adolescente que no ha sido ayudado en lo afectivo a valoras y conocer los aspectos sociales y humanos, tanto positivos como negativos puede actuar con tal ingenuidad que cosechará solamente desilusiones y frustaciones, al comprobar que las cosas no son tales como se las habian imaginad; buscará tal vez intimo refugio en pequeñas comunidades en las que pueda seguir el ritmo de vida que le apetezca alimentando su resquemor contra la sociedad en general y sintiendose permanentemente incomprendido.