SEPARACIÓN E INDEPENDENCIA
La autonomía del joven con respecto a la familia desencadena en los padres- y especialmente, en la madre- un sentimiento de pérdida irreparable . Antaño dependiente y a merced de la autoridad paterna , el sujeto evoluciona afectiva e intelectualmente, criticando decisiones y comportamientos. Esta actitud crítica interfiere la concepción de los padres mantenian sobre sí mismos ysobre su actuación en la vida, lo que pone al descubierto la gran vulnerabilidad de los padres en la dinámica familliar. Llegada la crítica prueba de la separación y consumida ya la juventud.
SER UNO MISMO
El desagrdable papel de << ídolos caidos>> que los padres reprsentan (y deben representar ) durante ésta etapa tiene efectos positivos, pués permite que el adolescente alcance su propia identidad más allá de la suma de identificaciones que a asumido durante su infancia. Para decirlo de manera sencilla, el joven y la joven no deseara ya ser su padre o su madre para acceder a ptros objetos sexuales extrafamiliares.
Una vez más nos encontramos con ese nudo de la evolución psíquica que es el complejo de EDIPO. Del conflicto Edípico, de su resolución y de la interiorización de las identificaciones con las figuras parentales surge la conciencia moral ( o SUPERYÓ, tal como la denomminan los psicoanalistas ) que resumen los imperativos de las prohibiciones, las metas e ideales de los padres y de la sociedad; y tambien, con mayor fuerza durante la adolescencia, nace un YO IDEAL en el cual cada sujeto proyecta sus desseos y aspiraciones, aquello que desearía que fuese su YO REAL.
Surgen, en definitiva, las diversas instancias psíquicas que conforman el SI MISMO de cada sujeto. La presencia externa de los padres se hace innecesaria, ya que las figuras parentales estan interiorizadas, incorporadas a la personalidad del sujeto, y este puede iniciar su proceso de individualización.
Tal prroceso pasará inicialmente por unas etapas de experimentación y fragmentación especialmente conflictivas, donde las relaciones entre la conciencia moral, la percepción interna de sí mismo y el YO IDEAL de los deseos son tormentosas y difíciles.
Ciertamente, se estabilizarán, llegarán a un compromiso que no será sin enbargo definitivo: el prceso de búsqueda de la propia identidad difícilmente acaba en la adolescencia, pero no puede entenderse que ese compromiso inicaal conforma ya lo que se entiende como caracter o personalidad propias del individuo adulto.